lunes, 3 de marzo de 2003

OTRA HISTORIA ES POSIBLE

Algunos, aunque estamos convencidos de que no existe la 'gran conspiración', sí lo estamos de la existencia de una gran estrategia de clase que se ve reflejada en todos los frentes de lucha. La dialéctica de las confrontaciones provoca cambios de tendencias, muchas veces casi imperceptibles, y cuya suma transforma la cantidad en calidad. En ese momento se ponen en evidencia los grandes cambios políticos, sociales y culturales.

Tras el gran cambio de tendencias a favor de las clases dominadas, que se produjo a raíz de la Revolución Rusa de 1917, el imperialismo no cesó de buscar las estrategias adecuadas para revertir la situación. En 1947, tras haber utilizado a la Alemania nazi para debilitar tremendamente a la URSS, se inició la 'Guerra Fría'. El imperialismo empezó a construir, a partir del final de la Segunda Guerra Mundial, una serie de estructuras económicas, políticas y militares para poner en marcha esa gran estrategia de clase y provocar un nuevo gran cambio de tendencias en su favor. Se creó la sociedad de Mont Pelerín como escuela del pensamiento neoliberal, se fundaron la OTAN, el SOA, la CIA, etc...

Esta gran estrategia provocó el hundimiento de la URSS y, a partir de ese momento, un profundo cambio de tendencias a favor de las clases dominantes. Casi de forma imperceptible, las clases dominadas hemos ido sufriendo, paulatinamente, perdidas de derechos económicos, políticos y sociales. Se evidencia mucho más esta perdida en los países subdesarrollados o en vías de desarrollo que en los países desarrollados. El 11 de septiembre de 2001, un suceso se hace trascendental: el ataque a las Torres Gemelas de New York y el Pentágono. Este hecho dio legitimidad a las clases dominadas para acelerar ese gran cambio de tendencias, enmascarándolo con la lucha contra lo que ellos llaman 'terrorismo'.

Ante esta situación, las clases dominadas estamos construyendo nuestras estructuras para combatir esta estrategia y, con ello, construir nuestra propia estrategia de confrontación. La lucha contra el neoliberalismo, la globalización capitalista y la guerra, se complementa con la lucha cultural e ideológica, que es la que cimenta todas las luchas, transformándolas en una sola.

Dentro de la lucha cultural, y como elemento fundamental para combatir la deshistorización de las relaciones sociales y del ejercicio del poder, se encuentra la Recuperación de la Memoria Histórica. No es casual que, ante los nuevos 'giros de tuerca' ejecutados por las clases dominantes, nosotros empecemos a dotarnos de los elementos de lucha que consideramos necesarios para afrontar este cambio de ciclo histórico. El hecho de que en los últimos años estén proliferando las asociaciones de Recuperación de la Memoria Histórica, que se vuelva a hablar de la lucha contra el franquismo, de la guerra civil y del genocidio ideológico realizado contra la izquierda - no sólo en España, sino en todo el mundo-, no es una casualidad. Forma parte de nuestra propia estrategia de clase.

Al mismo tiempo que los grupos de compañeros que van a Irak como brigadistas por la Paz, bautizan a su brigada 'Mohammad Belaidi' (socialista argelino de las Brigadas Internacionales que murió, combatiendo como piloto, en diciembre de 1936) ha visitado nuestro país para presentar sus memorias Bob Doyle (veterano irlandés que combatió en 1936 en las Brigadas Internacionales). Es un ejemplo de lo que está significando la Recuperación de la Memoria Histórica, pero no es un caso aislado, sino uno de los muchos que se están dando para abordar el nuevo combate en el que estamos inmersos.

Al abrir nosotros un nuevo frente de lucha en el que llevamos 'todas las de ganar', debido a que las evidencias que estamos mostrando son cada vez más concluyentes (no sólo estamos hablando ya de documentos, si no de restos humanos de lo que fueron nuestros compañeros en los años 30 y 40), el enemigo no está siendo ajeno a ello y, lógicamente, trata de contrarrestar nuestros avances. El hecho de que intelectuales del sistema como Jiménez Lozano o Pío Moa, ataquen la labor que estamos realizando, pone en evidencia la ligazón que existe entre todos los frentes de lucha. Pío Moa, al mismo tiempo que realizaba en televisión la deplorable presentación de su 'panfleto' sobre la guerra civil, negando el genocidio cometido por los fascistas españoles o la legalidad del régimen republicano, escribía en 'El Mundo' a favor de George Bush y de la guerra contra Irak. Hay quienes hemos empezado a recibir amenazas por recuperar la otra Historia (la que nunca se ha contado en la escuela, la de la izquierda) y nos estamos viendo colapsados en nuestro trabajo militante por la falta de medios y la oposición -abierta en muchos casos y en otros más sutil- del PP.

El gobierno actual (aliado mayor en Europa del nuevo fascismo mundial de Bush y heredero del franquismo), también intenta evitar que podamos llegar más allá y, de forma sutil, pero muy precisa, impide que la gran tarea de recuperar el nombre, la militancia y la historia de todos nuestros caídos y la destrucción de toda la simbología franquista pueda llevarse a cabo. Al igual que disfraza la guerra del petróleo como guerra contra el terrorismo, disfraza la Recuperación de la Memoria Histórica como la 'recuperación del familiar muerto por envidias u otro móvil despolitizado', sin dejarnos ir más allá en lo cultural, en lo político y, sobre todo, en lo jurídico, ya que queremos demostrar que 'murieron por votar, simpatizar o pertenecer a la izquierda' y que fueron centenares de miles los asesinados y por tanto fue un genocidio.

La tarea tiene unas dimensiones enormes. No se puede llevar a cabo solamente con la implicación de la izquierda y de la sociedad civil. Es necesaria una gran colaboración por parte de la administración del Estado, que es quien tiene los costosos medios técnicos necesarios para hacerlo. El hecho de que, el 20 de noviembre de 2002, el PP -desvirtuando la Proposición no de Ley que IU había presentado, exigiendo que esta labor la realizase el Estado- accediera a instar a las administraciones locales a que dieran cumplimiento a las iniciativas de los familiares, es un intento de anular la Recuperación de la Memoria Histórica como acto colectivo; lo transforma en un hecho individualista en el que pueden quedar obviados los pensamientos y las prácticas políticas de nuestros caídos. Pero el Gobierno del PP va más allá, al mismo tiempo que prepara la posible intervención de tropas españolas en el asalto a Irak, lanza una gran campaña para recuperar las tumbas -incluso ha repatriado una veintena de cadáveres- de los españoles que combatieron en la División Azul al lado de los nazis.

Está recuperando su propia memoria histórica. No tardarán mucho de unir el recuerdo de Franco al de las heroicidades de la 1ª División de Infantería de los EEUU.

En este frente de lucha estamos demostrando la falta de legitimidad del estado franquista, en el que todos hemos quedado absorbidos a través de una transición, que muchos consideramos inmodélica por haber estado capitaneada por los vencedores de la guerra civil y sus herederos ideológicos y de clase; vamos a recuperar nuestras raíces y nuestras tradiciones, sentando bases para la construcción de la izquierda del siglo XXI; y, por último, vamos a elevar la moral de nuestro Pueblo, recuperando el espíritu de resistencia que había desaparecido tras 40 años de asesinatos, exilio y cárcel, y otros 28 años -añadidos- de silencio.

Es lógico que el enemigo mueva sus peones para derrotarnos, pero si para atacar Irak y seguir adueñándose del planeta van a recordarnos su versión sobre la liberación de Europa por los EEUU, nosotros vamos a recordar que los EEUU fueron aliados de Franco -desde 1936- y que sólo aceleraron la derrota de la Alemania nazi que, de por sí, ya era un hecho gracias a la resistencia de los ciudadanos de la URSS y de millones de europeos.

Por cada libro que escriban los Pío Moa -y otros como él- nuestros historiadores deben escribir 20, cada vez que nos recuerden los muertos de Paracuellos, debemos excavar una nueva fosa común, cada vez que en un medio de comunicación se divulguen sus versiones de la Historia, organizaremos actos públicos y utilizaremos nuestros medios para divulgar la nuestra. Por que otra 'Historia es posible' y para combatir al enemigo se hace necesaria.